¿Qué son los ecosistemas artificiales?

Un ecosistema es un entorno específico en el cual los procesos vitales de un grupo de seres vivos se encuentran interrelacionados. Los factores bióticos (como los animales, las plantas y los microorganismos) y los factores abióticos (aire, agua, minerales, entre otros) forman parte de ese entorno compartido.

Los organismos interdependientes que conforman esta unidad establecen cadenas alimentarias, es decir, corrientes de energía y de nutrientes producidas a través de la nutrición (una especie se alimenta de aquella que la precede en la cadena y, a su vez, sirve de alimento a la siguiente).

La noción de ecosistema, en general, está asociada al ecosistema natural, donde el biótico y el abiótico se encuentran en equilibrio sin intervención del hombre.

Sin embargo, hay que señalar que existen los llamados ecosistemas artificiales, que son creados por el ser humano y que no existen por sí mismos en la naturaleza. Los invernaderos, las represas y los acuarios son algunos de los ejemplos de ecosistemas artificiales; todos ellos, cabe señalar, desarrollados por el ser humano, ya sea directa o indirectamente.

La acepción más amplia del concepto de ecosistema artificial incluye los asentamientos urbanos como las ciudades, a pesar de presentar varias diferencias con respecto a los ecosistemas naturales.

La modificación de un ecosistema natural por parte del hombre también puede dar origen a un ecosistema artificial. Un ecosistema natural que sufra la extinción de alguna especie de la acción humana ya pierde la partida, o su estado original, por lo que puede pasar a ser considerado como un ecosistema artificial o, al menos, un ecosistema natural modificado.

Hay que tener en cuenta que la modificación de los ecosistemas naturales suele traer consecuencias como la desertificación y la aparición de plagas, lo que acaba por perjudicar la biodiversidad y los recursos de la naturaleza (agua, madera, minerales, etc.).